lunes, 7 de septiembre de 2015

Leonardo da Vinci en México

Una muestra menor

            Blanca González Rosas

La exposición Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza, que se presentó en el Museo del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México del 23 de junio al 27 de agosto del año en curso, fue una exposición modesta, cuestionable e indignante por el trato que se dio a los ciudadanos que asistieron (Blanca González Rosas, Leonardo y Miguel Ángel: una tomadura de pelo, Revista Proceso, 2026).

Provenientes de una exposición organizada por el Museo de Arte Muscarelle que se encuentra en el Colegio William and Mary en Williambsburg, Virgina, USA, la exposición mexicana, a diferencia de la original que se expuso del 21 de febrero al 5 de abril en el Muscarelle y, del 15 de abril al 14 de junio en el Museo Fine Arts de Boston, USA, no contó ni con el mismo número de piezas ni con todas las obras más sobresalientes.

            Definida por el Muscarelle como una exposición de gabinete –lo que significa que es pequeña e intimista-, la muestra en Estados Unidos contó con 25 obras a diferencia de las 15 de México. Si 25 hacían una exposición de gabinete, 15 eran todavía menos apropiadas para ser consumida por tumultos.

            Organizada para un museo universitario y una sección de un museo estatal –y no para un museo nacional como el Palacio de Bellas Artes-, en la versión de México sólo dos piezas eran realmente sobresalientes: La cabeza de una joven mujer o estudio para el ángel de la pintura conocida como Virgen de las Rocas –perteneciente a la Galería Nacional de Londres-, y el Códice sobre el vuelo de las aves del cual, por tratarse de un libro, sólo podían exponerse dos páginas.

            A diferencia de la exhibición en Estados Unidos, la de nuestro país no integró la el espléndido dibujo Mirándose uno al otro, en el que un hombre viejo de perfil mira a otro joven de frente y también de perfil.  
En su mayoría, casi el 70% -o 10 piezas de 15-, las obras expuestas fueron atribuciones o creaciones de seguidores de Da Vinci.
            En cuanto al compromiso de narrar la idea de belleza del renacentista, la posibilidad de contar esa historia a partir de creaciones ajenas, desequilibra la solidez de un concepto curatorial coherente con la selección y narrativa museográfica.

            De Leonardo da Vinci se conocen centenares de dibujos.  La Galería Albertina de Viena, el Museo Metropolitano de Nueva York o el Louvre de Paris, cuentan con papeles espectaculares.
            El mayor acervo se encuentra en la Colección Real de Londres. Con base en la información que aparece en la página web de la Colección, la institución cuenta con alrededor de 600 dibujos entre los cuales hay bocetos de distintas temáticas: anatomías, animales, paisajes, proyectos tecnológicos, rostros.

            Si 2015 fue declarado como el año dual entre México y el Reino Unido por el gobierno de Enrique Peña Nieto y se promovieron proyectos de intercambio cultural, ¿por qué Rafael Tovar, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, se conformó con una exposición tan modesta y menor, cuándo en la Colección Real de Londres existe un cuantioso acervo para ofrecer a los mexicanos un servicio cultural digno y de verdadera calidad?

5 comentarios:

  1. en el país de los ciegos el tuerto es rey. gracias por permitirnos ver, y no caer en trampas mercadológicas

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  2. La banalización de las artes como dice Vargas Llosa en la Civilización del Espectáculo.
    Al parecer la política actual de los museos es traer exposiciones menores y descontextualizadas con títulos rimbombantes. Como si de atraer multitudes y tener largas filas esperando entrar se tratara la educación artística y cultural del país, no importando lo que se les va a mostrar.

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